viernes, 31 de enero de 2014

NADA MÁS QUE PERDER





















Nada más que perder

Las paredes de nuestras manos
construyen hoy un amplio espacio
de posibles posibilidades emocionales
donde resolver nuestro equilibrio.
Todo un alarde de esclavitud;
una maravillosa densidad espacial
que parece cualquier eternidad
que necesariamente tengamos que barajar
entre las manos.
Lo nuestro, exhausta Yocasta, son las sombras.
Lo mío y lo tuyo son las sombras,
las sombras proyectadas
sobre blancas paredes, blancas sábanas
en las que tratamos de encajar nuestros oráculos.
Por eso,
los sueños
nos despiertan a media noche
y parece que a nuestro lado no hay mucho más
que cualquier cuchillo que podamos padecer
mientras los amos de nuestros mundos 
marchitan muy lentamente.
Por eso lloramos y nos ponemos serios.
Por eso drenamos nuestras aguas
y enterramos a los muertos.
Por eso no tenemos ya papeles, pañales,
padres, ni techo que se derrumbe encima.
Por eso ya no sufrimos un cuerpo que amortajar.
Por eso es por lo que  tenemos demasiadas respuestas
para tan pocas preguntas
mientras dicen que trabajan con ahínco
en otro decreto-ley
que nos facilite la vida
en estas áridas tierras de Dios.


Poemas griegos, 2013. Inédito